– Salir muy pronto de casa y que haga mucho frío.
– Coger un autobús para llegar más pronto que nunca y llegar como siempre.
– Que el autobusero frene en todos y cada uno de los semáforos.
– Que una furgoneta se quede parada a 40 metros de la parada de bus.
– Que otra furgoneta se pare durante 10 minutos en la parada de bus.
– Que el autobusero no abra las puertas por culpa de la dichosa furgoneta.
– Que empiece a granizar muy fuerte justo cuando la furgoneta arranca.
– Que la gente se agolpe en la puerta de salida del bus y todavía tengan la cara de protestar cuando les empujas para intentar salir.
– Tener que esperar en el portal del trabajo porque todavía no llegó nadie.
– Llegar a las 9:05 cuando entras a las 9:00 y que te pase lo de la línea anterior.
– Salir a las 18:20 de trabajar, llegar a las 18:23 a la parada del bus, que se ponga a llover tan fuerte que por mucho que te arrimes al edificio te mojes igual.
– Que el autobus no llegue hasta las 18:35.
Supongo que has tenido uno de esos días horribles, pero chico no está bien andar quejándose tanto aunque uno se quede de un agusto…
P.D Y desde luego las quejas te han funcionado, por lo menos conmigo, a base de plubicitarlo constantemente aquí me tienes, si es que soy carne de cañón.
Y más que me voy a quejar, que pretendo que esto sea diario.